El cine de Vicente Aranda gusta de explorar los intrincados vericuetos de la pasión amorosa, la tragedia de los celos, las razones y heridas de la infidelidad, el heroísmo fatal de un amante desesperado. Como autor de algunos de los dramas pasionales más intensos del cine español contemporáneo parece lógico que el director de Amantes se interasase por la controvertida figura de Juana la Loca, un mito fundacional de la historia de España cuya vida siempre ha estado rodeada de un halo de leyenda romántica. Aranda se ha basado en la revisión del "mito" realizada a mediados de siglo XIX por el dramaturgo Manuel Tamayo y Baus, titulado con lucidez La locura de amor, que también inspiró una película anterior de Juan de Orduña.
El filme de Aranda se incia y finaliza con Juana la Loca ya anciana recluida en un castillo de Tordesillas y rememorando su vida junto a un retrato de Felipe el hermoso. Aranda se adentra en las vicisitudes sentimentales de la joven infanta y precoz reina desde que viaja siendo aún adolescente a Flandes para conocer a su futuro esposo. En ese primer encuentro surge la pasión entre ambos, pero el ardor sexual del rey se desgasta pronto y busca otros cuerpos en los que desahogarse. A Juana de Castilla los celos fundados comienzan a devorarle y se convierten en una obesisión enfermiza que le impiden atender los asuntos de palacio y extiende su fama de loca por todo el reino. A ello contribuyen las intrigas de la corte y los oscuros manejos de su padre, Fernando el Católico, que llega a conspirar con su yerno para que declare loca a su hija.Esa idea ha querido transmitir Vicente Aranda, y para hacerlo ha tenido un acierto fundamental: la elección y dirección de la actriz protagonista. Si algo destaca en este nuevo proyecto de Aranda es la brillante interpretación que realiza la joven Pilar López de Ayala, galardonada con la Concha de Plata a la Mejor Actriz en la última edición del Festival de San Sebastián. En su tercer largometraje (Bailame el agua, Besos para todos) la actriz conocida por su participación en la eterna teleserie de sobremesa Al salir de clase ha sorprendido a todos con una interpretación deslumbrante y enérgica, que consigue trasmitir con convicción y sutileza la pasión desbordada y fatal que siente el personaje que encarna.
Sin caer en excesos gestuales ni en clicles dramáticos, Pilar López de Ayala otorga profundidad y complejidad al "caramelo de papel" que le ha regalado Vicente Aranda y consigue dar vida y alma a un personaje tan atractivo como difícil.
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